Por Daniela Creamer.
Julieta Egurrola, actriz, es madre de Natalia Beristáin, cineasta. Juntas han hecho "Ruido", el drama de una madre que busca a su hija desaparecida, ante la indiferencia e ineficiencia de las autoridades, un tema redundante no solo en la realidad mexicana, sino en el cine del país. Con ambas hablamos en Sebastián, donde participan en el apartado Horizontes Latinos.
- ¿Cómo ha sido su relación de madre e hija en esta experiencia cinematográfica, tanto desde la actuación como desde detrás de cámara?
J.Egurrola: Es extraordinario ser dirigida por tu propia hija, mi hija mayor, que desde chica creció en los teatros, en algunos sets de televisión y que conoce el mundo de la actuación y siente mucho respeto por nuestro quehacer. Desde que regresó del CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica), este es su tercer largometraje, lo que me hace obviamente sentir como una madre muy orgullosa, de su hija directora de cine, que ha ido muy bien hasta ahora con sus películas. Dirige con honestidad. Me encanta de ella que estudia y sabe lo que quiere. Le toma su tiempo, como sucede en todos los proyectos, pero me ha brindado la satisfacción de volver a hacer un protagónico en el cine, que hace años no lo hacía. Era cargar con ese peso del protagónico, sabiendo que el tema iba a ser muy doloroso y que había que enfocarse en lo que ella como directora quisiera de mí como actriz. Mi querencia es el drama, entonces de alguna manera todo fluyó bajo su dirección con este tema que estamos padeciendo desde hace años, tan violento y tan difícil, tan cruel, tan sin resonancia y sin solidaridad de nuestros gobiernos.
- La película cala profundo por su temática que se ve reflejada en muchos países del mundo…
N. Beristáin: Sí, me cuestiono justamente eso, cómo una película que aparentemente es muy local, enraizada en la violencia que se vive en México día a día, de la cual somos víctimas las mujeres, al final, dentro de los distintos contextos de cada región, de cada país, puede también resonar por otras razones.
- El bordado que usan las mujeres en "Ruido", no solo es una forma de denuncia, sino también una forma de reivindicar el arte propio. ¿Es además un tipo de terapia colectiva?
J.Egurrola: Durante mucho tiempo me pregunté qué hacía Julia. Cómo era esa vida que se había trastocado a partir del momento en que esta madre empieza a buscar a su hija, y que deja de ser Julia cuando es atravesada por esta violencia. En medio de este cuestionamiento, cada vez más en las marchas y en las manifestaciones a las que acudimos, me percate de estos bordados, que de alguna manera hacen eco de luchas pasadas, como las Madres de Mayo en Argentina, con sus pañuelos blancos en la cabeza. Pero está también el bordado que hacían las familias negras que hacían las esclavas en el Sur de Estados Unidos. Ya que no podían hacer narraciones verbales, entonces usaban estos bordados para poner allí su voz y contar sus historias y que allí quedaran plasmadas para que pasaran de generación en generación. El bordado, que está direccionado a ser femenino, permitía tejer redes con otras mujeres. Se convertía en la columna vertebral de esta lucha. Por eso, para mí la película busca la posibilidad de "tejer" puentes hacia otras generaciones de mujeres, hacia otras luchas en el mundo.
- ¿Cree que a través de su cine puede ayudar a crear conciencia en la sociedad actual sobre esta realidad tan dolorosa?
N.Beristáin: No lo sé. Por supuesto que en esta película hay una postura política de mi parte y no la voy a rehuir. Pero para mí, sobre todo se trata de acompañar a las familias que sufren esto en su propia realidad. No es la mía, porque afortunadamente no tengo ninguna persona desaparecida. Pero esta experiencia para mí es como un acompañamiento a estas familias y decirles que no están solas.
- ¿Qué les ha ensenado el proceso de documentación, el trabajo con las asociaciones, sobre dignidad y resiliencia?
J.Egurrola: Todo. Si algo he entendido es que gracias a personas como las "buscadoras", como las periodistas, las personas defensoras de derechos humanos, las abogadas, las madres de familia... todas buscan justicia sin perder ni la voz ni la dignidad, sin perder la posibilidad de gozo, de poder convivir y conectar con los demás. Ahí está la resiliencia, ahí está la digna rabia. No es nada más el lado oscuro y la exigencia, que sin duda es lo más importante de todo. Pero esta exigencia no tendría ningún sentido si lo otro no existe, si no hay cabida para la alegría.
- ¿Por qué el titulo, "Ruido"?
N.Beristáin: Está como atravesado por muchas cosas y al final lo que nos importa es precisamente hacer "ruido". Y que el ruido moleste, sea incómodo, que sea caótico y violento.
- Impresiona la actuación tan contenida de Julia, a pesar de su profundo dolor. Sobresale en la escena de su grito silencioso… ¿Es esto fruto de su larga experiencia teatral?
J.Egurrola: Supongo que sí. Tengo 45 años de actriz, sobre todo en el teatro, y esto cuenta. Además el tema me es cercano, muy conocido. He apoyado, he sido testigo de familias destruidas que han solicitado el apoyo de artistas e intelectuales en México, para que sean partícipes de sus manifestaciones, de sus declaraciones, para que en fin de cuentas haya justicia. En nuestro ADN ya está marcado este dolor, porque mi país me duele. Me duele que haya tantas familias truncadas, rotas. En esta situación, creo que los actores, la gente de cine, teatro, la gente que hacemos arte en este país, somos indispensables.
_- ¿De qué tejido está hecha Julia? ¿Está basada en historias reales? Ha sido un trabajo largo de documentación, pero ¿tenía en mente a alguna persona que haya conocido?
N.Beristáin: Es una investigación de muchos años, de muchas historias leídas, vistas en documentales, reportajes, de historias de primera mano de familiares que decidieron compartir su drama con nosotras y que siguen en busca de los suyos. Pero fue absolutamente consciente el que Julia vaya armada de muchas historias. No es el caso de una mama en particular. De ahí también el grandísimo poder de la ficción que nos permitió a partir de esta mujer, entablar otra serie de historias y de luchas que suceden en México. Julia está construida de lo que va aprendiendo de sí misma y de las otras mujeres con las que cruza su camino.
J.Egurrola: las familias desesperadas se van dando cuenta de que no hay ayuda de ningún tipo, no hay entendimiento. Cambian de funcionarios y de fiscales en cualquier momento, y cada nuevo que entra es volver a comenzar cada expediente. Hay una indiferencia total de los burócratas que trabajan en esas oficinas donde hay cero empatía con el dolor de estas familias. Estos colectivos de madres que apoyan a este personaje son muy humanos, ya que conviven y se relacionan con cánticos y conversaciones mientras buscan huesos y desaparecidos con la esperanza de que algo milagroso suceda.
- A pesar de todo el dolor que plasma la película y la cantidad de callejones sin salida ¿Cree que la nueva generación de mujeres aporta esperanza?
N.Beristáin: Sin duda. Es que si no hay posibilidad de salida, para que sigo viviendo ahí, para que contar esta historia si de alguna manera me voy a estrellar contra una pared. Creo que los feminismos, las nuevas generaciones de mujeres, la rabia que traen consigo es definitivamente muy esperanzador. A través de esta película hemos aprendido que no estamos solas. Que somos dignas herederas de las generaciones que nos han precedido y que somos responsables de mantener las puertas abiertas para las generaciones que seguirán. Y que, a pesar del complejísimo panorama que nos toca habitar, Sí está en nuestras manos cambiar nuestras narrativas.