Neruda como senador; Neruda declamando sus poemas en medio de un festejo, entre mujeres desnudas; Neruda debatiendo con su segunda esposa, la pintora Delia Del Carril; Neruda viviendo en la clandestinidad, escapando de Chile a través de la inhóspita Cordillera de los Andes hasta aterrizar como exiliado político en París, ayudado por su amigo Pablo Picasso. Neruda, la película del director chileno Pablo Larraín, aplaudida ayer en Cannes, en la Quincena de los Realizadores, plasma con talento y sarcasmo la visión del director de “NO” sobre el premio nobel de literatura. El encargado de su búsqueda implacable es Óscar Peluchonneau, máximo jefe de la Policía civil de Chile, encarnado por el reconocido Gael García Bernal.
“Es fascinante, porque mi personaje se va encontrando a sí mismo durante el relato, a lo largo de esta ficción. También a base de lo que le habían contado, que era un bastardo, hijo del jefe de la Policía”, afirmó satisfecho el actor mexicano, que por segunda vez interpreta a un personaje chileno, también de la mano de Larraín. “Para mí es alentador estar en este tipo de recuerdos, de arrojo, de aventura hacia lo peligroso, en un lugar incierto donde uno tiene que reaccionar instintivamente como actor”, agregó.
Definitivamente, Neruda (Luis Gnecco), acusado en 1948 de comunismo y de injuriar al entonces presidente Gabriel González Videla, es una figura trascendental en muchos niveles: “Lo que intentamos hacer aquí, más que una película sobre Neruda, fue una película Nerudiana. Es decir, sobre las cosas que a nosotros nos provoca este personaje. Es una especie de biopic falso. No es una reproducción absoluta ni un documental”, explicó Larraín, al finalizar la proyección.
“En un extracto de su discurso al recibir el Premio Nobel se refiere a esta parte de su historia, donde afirma que no sabe si la escribió, la soñó o la vivió. Pero aunque hay bastante ficción aquí, seguimos la línea cronológica del viaje que efectivamente hizo”, prosiguió ayer el cineasta.
La trama toma vida a través de dos voces paralelas: la del policía, una creación; y la de Neruda, el creador. “Fue un trabajo muy largo, hecho por Guillermo Calderón. Era un guion que tenía 160 páginas y cuando nos juntamos a cortarlo, le metimos 20 más. Efectivamente, hay dos voces porque ambos personajes son muy importantes y ambos se convierten en uno solo”, prosiguió el cineasta.
La película relata una época ajena, lejana, pero también muy actual. Sobre la inquietud si pueda tener algún efecto en el escenario político chileno de hoy, Larraín aseguró ser un poco pesimista: “Lamentablemente, no creo que el cine ni cualquier actividad cultural produzcan cambios. Y si lo hacen, es muy lenta la conversión. Es una visión de una etapa, a partir de la Guerra Fría, donde los sueños eran muy definidos. Luego todo se dio en Chile con Allende, en las condiciones que conocemos y con todo el dolor que eso implicó. Quizá el gran sentido de la humanidad está en la igualdad. A través de ese periplo, Neruda comprendió la fraternidad al cruzar la cordillera, ayudado por personas que no conocía. Una fraternidad que está en extinción. Si esto hace un eco, sería maravilloso”. (O
Publicado por: http://www.eluniverso.com/vida-estilo/2016/05/14/nota/5576829/neruda-relata-epoca-lejana-tambien-actual