Hace pocos días, conversábamos en exclusiva desde Cannes con el cineasta franco-español Oliver Laxe sobre su experiencia y desafíos en la producción de la que podría ser su película más audaz hasta ahora: 'Sirat', con la que regresó al Festival en esta edición dentro de la competencia oficial.
Luego de ganar anteriormente tres galardones en La Croisette con títulos como: 'Todos vós sodes capitán' (2010), premio en la Quincena de Realizadores; Mimosas (2016), ganadora del Gran Premio de la Semana de la Crítica en Cannes, y Lo que arde, (2019), aclamada en Un Certain Regard. El llamado por algunos el 'Hijo de Cannes' se alzó con el prestigioso Premio del Jurado en el Festival de Cine, compartiendo el honor con 'Sound of Falling' de Mascha Schilinski.
Este filme supone su debut en la competición oficial por la Palma de Oro. De esta manera Laxe vuelve a deslumbrar, fiel a su sensibilidad poética y a su visión trascendental del cine, construyó en Sirat una experiencia fílmica que trasciende la narrativa convencional para adentrarse en los terrenos del misticismo, el desarraigo y la redención. Con una mirada profundamente humanista, Laxe confirma que su cine no solo se contempla: se atraviesa. El reconocimiento del jurado en Cannes consolida su lugar como una de las voces más singulares del cine europeo contemporáneo.
Te puede interesar también:
Oliver Laxe en EXCLUSIVA desde Cannes: 'Estoy comprometido a conectar con mis raíces'
El jurado, presidido por la actriz Juliette Binoche, sumó su respaldo oficial a la cálida recepción de la película, que llenó las expectativas de los miembros.
Sirat, protagonizada por el reconocido actor catalán Sergi López, es la primera producción catalana de la historia que figura entre los premios oficiales de Cannes.
La película sigue a un padre (Sergi López) y a su hijo cuando llegan a una rave en las montañas del sur de Marruecos, buscando a Mar, desaparecida hace meses en una de estas fiestas interminables y sin dormir. Rodeados de música electrónica y una cruda y desconocida sensación de libertad, reparten su foto una y otra vez. La esperanza se desvanece, pero siguen adelante y siguen a un grupo de ravers que se dirigen a una última fiesta en el desierto. A medida que se adentran en la ardiente naturaleza, el viaje los obliga a enfrentarse a sus propios límites.