top gun 2 maverickPor Daniela Creamer y Michelle Dassum.
Protagonista absoluto en la Croisette vuelve a ser Tom Cruise, a bordo de su jet cinematográfico: Top Gun: Maverick, la secuela en su premier mundial 36 años después del filme que lo ha convertido en una mega estrella. El actor norteamericano, con su rostro, su sonrisa, su fisico y sus Ray Bans casi intactos, regresa a ser Pete “Maverick”, el valiente piloto del Navy, en esta ocasión como instructor de un equipo de hábiles jóvenes que deben enfrentar una misión casi suicida. Como siempre, nuestro héroe desafía a sus comandos, empujando más allá de los límites a sus chicos para que puedan cumplir su objetivo en territorio enemigo anónimo y regresar a casa con vida.

A pesar del exceso de citaciones y referencias clichés a lo largo de su sofisticada trama, este nuevo episodio, dirigido por Joseph Kosinski, cuenta con un notable elenco (Jennifer Connelly, Val Kilmer), una envolvedora banda sonora e innumerables acrobacias que logran mantener la tensión hasta el final. Hay incluso espacio para reabrir una historia de amor con Penny y redimir su culpa con Rooster, el hijo de su mejor amigo y camarada fallecido por causa suya. Un Top Gun oportuno, que resuena con la nota patriótica de una América combativa e invencible, en sintonía con la imagen de un Biden que brama contra la invasión rusa.

 

Así Cannes comparte sus jornadas entre el cine de autor y los homenajes al cine de Hollywood. De esta belleza tecnológica pasamos a la hermosura de la naturaleza. El escenario de 'Le otto montagne', acogida con tibios aplausos por la crítica internacional, es tan elegante que hasta sofoca. En competición, la película dirigida por los belgas Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch, producida por Bélgica y Francia es italianísima: el célebre libro en el cual se basa (de Paolo Cognetti), el paisaje, los actores y el idioma. Fiel a la obra literaria, el filme narra la pasión de Pietro (Luca Marinelli) por las altas cumbres y su amistad con Bruno (Alessandro Borghi), el primero ciudadano, el segundo dedicado al pastoreo. Se conocieron desde pequeños, cuando transcurrían los días en medio de las montañas en sus largos paseos, para reencontrarse 20 años después.

 

Mas que el amor por el paisaje, lo que los une es el impacto que este les provoca en sus vidas. Escuchar el silencio de la naturaleza, llena de rumores a los que estamos deshabituados, advertir la tensión espiritual que acompaña cada paso de sus aventuras hechas de peligros y de conquistas, de ríos y rocas, de nieve y sol abrasador. Todo esto para llegar a la interrogante medular: “en el centro del mundo está la montaña más alta, el Sumeru, cercada por ocho montañas y ocho mares. ¿Quién ha aprendido más de los dos? ¿el que ha recorrido las ocho montanas o quien ha alcanzado la cima del Sumeru?”.

En definitiva, 'Le otto montagne' cala profundo. A través de una fotografía esplendorosa, nos lleva a reflexionar sobre el tesoro de esta amistad que no conoce obstáculos, que, como sus dos protagonistas, tampoco conoce la barrera del tiempo, de los compromisos y responsabilidades que asumen, de los cambios profundos que la vida va imponiendo. Una amistad tan fuerte e inquebrantable como sus montañas y también como el enorme poder expresivo que, definitivamente, nos demuestra una vez más el séptimo arte.

 

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